El trabajo dignifica a los seres humanos y les permite formar parte de una sociedad económicamente activa. Se convierte en un factor de cohesión, posibilitando a las personas la distribución de la riqueza y garantía de los derechos. A nivel personal, actúa como elemento de integración social, permite mejorar las condiciones de vida en el ámbito profesional.
Lograr resultados satisfactorios requiere motivación y vocación de servicio. La motivación permite a los trabajadores asumir riesgos, potenciar las habilidades y reforzar la seguridad en si mismos. Esto se ve reflejado en sus logros, actitud y relación con otros colaboradores.
Una buena actitud de servicio comprende:
- Escucha: para realizar las actividades de forma correcta.
- Disponibilidad: para desarrollar con calidad las actividades que se requieren.
- Colaboración: fomentar la unidad con el equipo de trabajo.
Esta práctica ayuda a maximizar las fortalezas de cada trabajador y miembro de equipo, sacando lo mejor de sí y complementándolas con las de los demás.
El trabajo es el segundo lugar donde más tiempo pasamos, es como nuestra segunda familia. Un ambiente laboral sano genera productividad y entusiasmo.
Ante los cambios, la mejor herramienta es la buena comunicación. Hablar con honestidad, apertura y considerando el contexto del otro.
Las implicaciones psicosociales pueden ser positivas o negativas dependiendo de la naturaleza del trabajo:
- Identidad social y personal
- Estatus y prestigio
- Relaciones sociales
- Cubrir necesidades básicas para sobrevivir
- Desarrollo de conocimientos y habilidades
- Proporcionar poder y control
Trabajar vincula a las personas con la sociedad y la economía en las que viven. La consecución del empleo pleno y productivo es una de las metas establecidas para erradicar la pobreza extrema y el hambre en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Bibliografía
La importancia de la educación en valores para construir una sociedad más justa e igualitaria